El pasado jueves por la mañana me pase por casa de Israel (autor del excelente blog Discutir Jugando) para una sesión de matutina de juegos de mesa. En principio ibamos a ser tres, aunque lamentablemente uno faltó al final, así que al final nos vimos en la mesa Israel, un servidor y el juego Gloria a Roma.
Debo reconocer que cuando Israel hizo su genial reseña del juego, no sentí encontrarme ante un gran juego. Cuando el pasado lunes me mencionó el juego, tras una partida al San Juan (juegazo) tampoco esperaba tanto de él, pues pensé que con mi historial de partidas al San Juan, el Race for The Galaxy y el 51State, poco o nada iba a sorprenderme el juego. Error.
El juego desplegado en mesa es correcto. Ilustraciones sencillas pero agradables y muy colorido. La mecánica abrumará a muchos, si bien a mi me pareció fácil de asimilar, aunque con la conocida curva de aprendizaje. A grandes rasgos cada jugador elige una carta y la usa como personaje (o dos cartas iguales para utilizar otro personaje). Cada personaje realiza una acción (vender productor, construir edificios etc). Cada carta es, al mismo tiempo, un personaje, un tipo de recurso y un edificio, por lo que no necesitamos más que ellas mismas para jugar. (Si queréis saber más pasaros por la reseña que hizo Israel).
Cuando empezamos a jugar, me encontré algo perdido. Cometí algunos errores, vi fantasmas donde no los había (combos que me parecían imparables, dificultades serias para conseguir ciertos objetivos), erraba en la estrategia a seguir, y, en general, aprendía. Cuando terminó la partida, me encontré con una derrota con buen sabor de boca. Me habían ganado, pero a cambio me habían enseñado un juego que parecía gustarme bastante. Obviamente exigí la revancha, e incluso cayó una tercera partida (y no me hubiera imortado alguna más). En cada partida aprendí de mis errores, de los errores del rival, al igual que ví nuevas estrategias en un mundo táctico cada vez más grande. Ví formas de controlar turnos posteriores, combos ganadores, trucos para acortar o alargar la partida, un sin fin de posibilidades. Cuando miré el reloj y ví que habían pasado unas 2 horas y media, y que habíamos jugado tres partidas (contando con la explicación de reglas, varias paradas, conversaciones cortas, un café y una comprobación de fechas para saber que había sido primero, si el huevo (san juan) o la gallina (el gloria a roma)) simplemente me enamoré. Sentí esa sensación tan agradable que pocas veces experimentas, esa sensación de haber descubierto algo grande.
Como conclusiones finales, diré simplemente: Juegazo. Quizás cueste enseñar su mecánica a algunos, puede que no sea un juego para todos los públicos (Alguno lo es?) Pero un juego de cartas de gran componente táctico, multiples formas de ganar, adictivo, rápido y económico (18 euros me comentó Israel) es, le guste a quien le guste, un JUEGAZO con cada una de esas letras mayúsculas ganadas a pulso.
Muy buen resumen del juego y de la sesión mañanera, aunque se te olividó mencionar que en las otras dos partidas me humillastes vilmente, pegándome unos palizones del carajo. Coincido contigo en todo, es un JUEGAZO que siempre te deja ganas de más. Así que EXIJO UNA SATISFACCIÓN y QUIERO LA REVANCHA!!!
ResponderEliminarJajaja, y sobre todo de Age of Empire, que me quedé rascao con los dos avances que traduje mal de memoria y me favorecieron :(
ResponderEliminarLo bueno es que como has visto, en una mañana nos fundimos 2-3 partidas al Gloria a Roma y una al Age of empire... asín que... ya sabes!