La primera cosa a tener en cuenta a la hora de meternos en la piel de un agente de la autoridad (nombre que ha dado la constitución y la ley de Fuerzas y Cuerpos de seguridad del estado a La Guardia Civil, Policía Nacional y Policías locales) es la psicología de los mismos. Hay que tener en cuenta que son personas que empiezan a trabajar con apenas unas pocas nociones de lo que se les viene encima, unos pocos meses de teoría que nada tiene que ver con la práctica, y que solo la experiencia es buena consejera. Otra cosa que no se puede olvidar es que son personas con vida personal, que deben dejar a sus familias para trabajar nocturnos, festivos, fines de semana y así cualquier día del año. Muchas veces los turnos son destructivos, con a penas 8 horas, veces menos, de descanso entre un turno y otro, y encima variando el horario (un turno que se ve mucho actualmente es el conocido como Africano, en el que se trabaja una tarde hasta las 22:00, al día siguiente de mañana a las 06:00 hasta las 14:00 y luego se trabaja esa misma noche, imaginaos como queda el cuerpo). En definitiva, no es dificil notar humores extraños, desgana, pasotismo, enfados etc
El día de trabajo comienza en el cuartel, donde normalmente los agentes se ponen al corriente de los últimos hechos importantes, posibles relevos a compañeros que se encuentren en un servicio, posibles ordenes de detención, ordenes públicos (mantener la seguridad en algún evento deportivo, fiesta local etc). No es raro que los agentes tengan que salir directamente a algún servicio. En todos los cuarteles podemos leer el lema de la Guardia Civil, "Todo por la patria".
Normalmente el trabajo está "orientado" en base a una papeleta, donde el encargado de organizar el servicio ha establecido una serie de horarios para distribuir la zona donde se realizarán las patrullas, vigilancias, controles etc.
El 70% del tiempo, el trabajo de un agente es patrullar, pasear como dicen muchos. A esta labor se la llama prevención, pues su cometido es que el ciudadano vea la presencia policial y se genere un temor a delinquir. El otro 30% se corresponde a las actuaciones. Estas pueden dar inicio de diferentes formas:
- Hechos flagrantes. Los agentes observan que se está cometiendo una infracción, falta o delito, por lo que se ven obligados a actuar
- Aviso. Ya sea de un ciudadano que es testigo de unos hechos, una alarma o la propia víctima.
- Por los propios agentes. Muchas veces las actuaciones tienen lugar cuando un agente ve a un sospechoso, deciden realizar un control o deciden entrevistarse con algún ciudadano que parece estar en problemas.
Bueno, esta entrada me está dando más lata de la que creía, pues me cuesta sintetizar tanta información sin hacer un tostón intragable, así que continuaré otro día con el tema.
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