28 de diciembre de 2011

El mal vicio del coleccionista.

No os voy a engañar. No soy una persona que lleve años y años coleccionando algún tipo de producto. De hecho, siempre he sido una persona más práctica a la que le gustaba compartir manuales de rol, prestar y pedir prestado los libros que leía, alquilar los videojuegos que sabía no me iban a durar más de 3 días, vender las cosas que ya no usaba, adquirir de forma poco legal copias de videojuegos o películas... Pero eso ya está quedando atrás.

Hoy por hoy siento resentimientos cuando un producto me gusta y sé que no es mío. Me leo un libro que me han dejado y al terminar de leerlo, aunque sepa que es bastante improbable que quiera volver a releerlo, y aún sabiendo que de querer releermelo podría volver a pedirlo, quiero comprármelo (me parezco ya a Bilbo Bolson y su "no conozco a la mitad de vosotros la mitad..."). Cuando me doy una vuelta por algún centro comercial, alguna librería especializada, alguna tienda friki o alguna tienda de videojuegos, no paro de mirar productos con los ojos del gato con botas de Shrek, parpadeando suplicante deseando conseguirlo algún día. Pero si hay algo con lo que últimamente estoy más coleccionista que nunca, es con los juegos de rol.



No es que mi colección sea grandiosa, pero en el último año si que me he hecho con muchos productos, tanto en versión impresa como en digital, y ese ansia coleccionista no hace más que aumentar. En año y medio ha llegado a mis manos: El Rastro de Chtulhu, Esoterroristas, Cacería de Bichos, Aventuras en la Marca del Este, Yggdrasill, La leyenda de los 5 anillos y para reyes (espero) llegarán probablemente dos más, El Anillo Único y Canción de Hielo y Fuego. Y no estoy contando suplementos ni manuales que adquirí en oferta en PDF a través de Nosolorol (Ese Taura por 2,5 euros o Aquellarre por 4, Slang o Eyes Only, son solo algunos ejemplos).

La otras aficiónes son los juegos de mesa, algo más de 25 he adquirido en dos años y alguno más que viene en camino, y los libros, que leo a un ritmo aproximado de dos por mes (teniendo en cuenta que los más ligeros me duran poco más de 3 días y alguno me lleva todo un mes, ya sea por contenido, densidad u otros asuntos personales).

La cuestión es que me estoy dejando cautivar por este sano vicio del coleccionismo, que hace daño (y mucho) a mi cartera, pero que me gratifica con solo hechar un vistazo a la colección, que día a día va aumentando, lenta pero segura. Se de buena tinta que no soy el único que ve en aumento su afán coleccionista, no se si es algo que viene con la edad (aunque sea tan solo un niño grande de 27 inviernos), si es esta sociedad materialista (sobre todo en la bloguesfera rolera, que no hacen más que poner los dientes largos con tantas reseñas fotográficas, que bienvenidas son :P) o si la razón va más alla de nuestra compresión.

1 comentario:

  1. Veo que empiezas a sentir el ansia del coleccionismo. Esa sensación que describes de "el libro debe ser mío" la siento siempre jaja. De hecho no me gusta ni que me presten libros ni prestarlos yo, soy un maniático de narices con respecto a eso. Cualquier otra cosa me la chufla, pero los libros... me cuesta horrores!!

    Y yo al principio también decia,paso de comprar rol! Y en los últimos años... no paro jaja.

    Saludos!

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